Здавалка
Главная | Обратная связь

Describe las ventajas y desventajas del viaje en tren.



12. Traduce al español.

1. - Чи є який-небудь прямий поїзд до Хаена?

- Ні. Вам потрібно робити пересадку в Торрев’єсі.

- О котрій поїзд до Торрев’єхи?

- Сьогодня о третій, завтра о п’ятій.

- Скільки їде поїзд?

- Близько п’яти годин.

- Дайте мені один дорослий на сьогоднішній поїзд.

- Вам білет туди чи туди й назад?

- А різниця в ціні велика?

- Купуючи білет туди й назад Ви заощаджуєте чверть ціни.

- Добре тоді білет туди й назад.

2. Ми повинні прибути об одинадцятій, але поїзд запізнюється на чверть години. 3. Але це не моя валіза! 4. В розкладі написано, що поїзд відправляєься до Саламанки о десятій. 5. Ви дозволите мені покласти речі на полицю? 6. Скільки поїзд стоятиме на цій станції? – Уявлення не маю. 7. Навіщо тобі купляти купейний білет, якщо можна доїхати на електричці? 8. Не забудь забрати багаж із камери схову. 9. На якій платформі стоїть ваш поїзд? – Платформа 2, колія 3. 10. Щойно оголосили, що поїзд із Севілії запізнюється на годину. 11. Це візьми з собою, а валізи потрібно здати в багаж. 12. Поїзд до Мадриду відправляється рівно о восьмій. 13. Піднімайтеся у вагон, поїзд ось-ось рушить. 14. У нас два білети на верхні полиці в різних купе. 15. Владнавши справи, я поїхав в касу. Потрібно було купити білети в той же день. 16. Будь ласка, два білети в спальному вагоні на експрес Мадрид-Париж. 17. Скільки коштує білет в туристичному класі? 18. Коли я приїхав на вокзал, поїзд вже поїхав. 19. Віднесіть мої речі в четвертий вагон, третє купе. 20. Ми вийшли з дому пізно і не встигли на поїзд. 21. На кордоні потрібно було пройти митний контроль. Нам довелося заплатити митний збір за сигарети, які ми везли друзям. 22. Нам пояснили, що не потрібно буде робити пересадку, бо цей поїзд прямий. 23. Вони підійшли до каси за півгодини до відправлення поїзда і їм повідомили, що всі білети продані.

 

Viaje en avión

A) Lee y traduce el texto.

Viaje a Hamburgo

Fragmento adaptado del libro Con la maleta al hombro, por el escritor español contemporáneo Ángel María de Lera.

Se sale del aeropuerto de Barajas con un sol de invierno. Durante todo el viaje ese mismo sol sigue brillando en el cielo mientras que abajo se ven tierras, campos, y, por último, sólo nubes. En el avión empiezan a sonar voces en lenguas extranjeras Pero la azafata sigue haciéndonos preguntas en castellano. De pronto una voz dice:

- ¡Ajústense los cinturones, por favor!

Estamos bajando. Ya no se ve nada. Las azafatas han desaparecido. Una voz metálica nos dice, en diferentes lenguas, la noticia de nuestra llegada a Francfort y nos da las gracias en nombre del capitán.

De Madrid a Francfort hemos tardado menos de dos horas. Al dejar el avión, entramos en el edificio del aeropuerto.

Me paro, dejo el maletín de mano en el suelo y enciendo un cigarrillo. Miro a mi alrededor. Los compañeros de viaje han desaparecido por los largos pasillos. Miro hacia adelante y veo una larga serie de ventanillas y pasillos. Suena el altavoz. No entiendo lo que dice la voz. Además del castellano, sólo sé un poco de francés, unas docenas de palabras inglesas y nada más. Pero llevo un manual de conversación en lengua alemana, el mismo que suelen comprar nuestros obreros emigrantes. Pero reconozco que de nada me sirve por el momento. Me repito, una vez más, las tres palabras mágicas que me aprendí mientras volaba: "Avión para Hamburgo". Claro, me habían avisado al salir de Madrid que tendría que hacer transbordo en Francfort ...

Me acerco a una de las ventanillas y entrego mi billete. Dentro de la oficina y a mi alrededor se habla y se habla pero yo no les comprendo.

El hombre toma mi billete, lo examina y me lo devuelve. No sé bien por qué a mí no me salen aquellas tres palabras que tantas veces he repetido. Por fin logré pronunciar:

- ¡Avión para Hamburgo!

El hombre de la ventanilla habla y habla, y con gestos me señala una dirección. Los empleados me miraban y mecánicamente me señalaban por donde debía ir. Así llegué a la gran sala de espera. No me senté a esperar. Sabía que el intervalo entre los dos vuelos sería muy corto y no quería perder el avión. Por eso, de cuando en cuando me acercaba a la señorita que regulaba las salidas de los viajeros para señalarle mi billete.

Por fin, la señorita me avisó de la salida del avión para Hamburgo. Varios hombres y mujeres esperaban como yo. No hablaban mucho pero ha­blaban. ¿Qué se decían? No los comprendía. Gentes rubias por lo general, vestidas elegantemente. ¡Tan cerca de mí y tan lejos! La barrera del idioma es en verdad terrible.







©2015 arhivinfo.ru Все права принадлежат авторам размещенных материалов.